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JORGE RUIZ FERNÁNDEZ
Algo más que música
Manu Chao nació en París en 1961, de padre gallego y madre vasca. Como él
dice, si en su casa hubiese habido un balón ahora sería jugador de fútbol,
pero en su lugar había una guitarra... y muchos refugiados –intelectuales,
cantantes, compositores, pintores... – de las dictaduras sudamericanas que
iban a menudo a casa de su padre. Desde muy pequeño estudió en un
conservatorio. Primero sería el piano, pero pronto lo cambió por su
verdadera vocación, la guitarra. Sus primeros pasos no se hicieron esperar:
Joint de Culasse, Hot Pants, Los Carayos, son sus primeros grupos con los
que consiguió destacar en la escena parisina. Aunque el verdadero éxito
llegó de la formación La Mano Negra, cuya aportación a la música mestiza y
festiva ha influenciado a un sinfín de grupos posteriores.
Tras la disolución de ésta última formación, Manu emprendió una larga
peregrinación por África y América Latina. Este viaje sirvió para que el
cantante se sensibilizara con la situación tan difícil que se vive en
ambos continentes. La temática de sus trabajos se centrará en denunciar
esta situación y para ello fusionará las diversas culturas con su música.
Este mestizaje del folklore de los pueblos africanos y latinoamericanos
será el que le otorgue un éxito espectacular en sus próximos trabajos:
Clandestino, Próxima estación: Esperanza y Radio Bemba. La popularidad que
ha alcanzado también va unida a la gran aceptación de sus directos por la
diversa geografía tanto europea como latinoamericana. Pero este ascenso
meteórico se ha visto truncado por problemas con su discográfica. Ésta, le
ha rescindido el contrato impidiéndole grabar más discos. A dicho problema
hay que añadirle un nuevo agravante. El artista debe hacer frente a una
denuncia que le han impuesto por emplear en su trabajo Próxima estación:
Esperanza, la voz de la señorita que anuncia las paradas del Metro de
Madrid. Éstas son algunas de las trabas que pueden hacer mella en la
carrera del artista. Pero más que un impedimento, Manu se ha propuesto
afrontarlas como un aliciente para continuar “dando guerra”.
El amor, la soledad, las tinieblas, la desazón y la alegría se mezclan en
sus dulces baladas que pasan por el castellano, el francés, el inglés y el
portugués. Esa internacionalidad de su música unido a la profundidad de
sus letras, que arremeten contra la situación que se vive en la actualidad,
le han convertido en un verdadero icono dentro del movimiento
antiglobalización. Es fácil encontrarle ofreciendo conciertos en distintas
cumbres de los jefes de Estado. Génova, Barcelona... son algunas de las
ciudades en las que se le ha podido ver ligado a dicho movimiento. Sin
duda, Manu Chao se ha consagrado como el nuevo cantante comprometido con
la lucha contra el capital. No es de extrañar que se le compare con Bob
Marley, aunque la huella que dejó el cantante jamaicano es difícil de
equiparar, muchos ven en el artista francés un nuevo símbolo para la
juventud. Quizás estemos ante el nuevo profeta de la música comprometida
con las injusticias sociales.
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